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30 de agosto de 2019

A 50 años de una de las páginas más negras del fútbol argentino

La tarde del 31 de agosto de 1969 supone para la historia de la Selección una desdicha mayor que cualquier otra, no pasó de un empate de 2-2 contra Perú y quedó eliminada de la Copa del Mundo de México 70.


Se cumplirán mañana 50 años de una de las páginas más negras de la Selección Nacional, cuando en la mismísima Bombonera no pasó de un empate de 2-2 contra Perú y quedó eliminada de la Copa del Mundo de México 70.

Por la naturaleza del desenlace y del escenario mismo la tarde del 31 de agosto de 1969 supone para la historia de la Selección una desdicha mayor que cualquier otra, incluida la derrota de 5-0 con Colombia en 1993, el llamado "Desastre de Suecia" en 1958 y la rápida salida del Mundial de Corea-Japón en 2002.

Fue sin más la primera y única vez que el representativo argentino quedó afuera de Mundial de fútbol por haber sido eliminado en la competencia de clasificación, aunque también es cierto que en el contexto de aquellos días se revela claro lo temerario de haber imaginado algo más venturoso.

Se habían dado todas y cada una de las condiciones necesarias para que pasara lo que en efecto pasó: la Asociación del Fútbol Argentina estaba intervenida por el gobierno militar, los directores técnicos se sucedían sin solución de continuidad y los jugadores estaban inspirados por sentimientos variopintos entre los cuales no constaban el entusiasmo y la motivación.

"Que te llamaran para la Selección era vivido como una incomodidad y hasta como un quemo, a veces suspendían los entrenamientos y a veces ni siquiera íbamos todos los convocados", narró alguna vez Roberto Perfumo, que venía de brillar en el Mundial de Inglaterra.

Entre ese Mundial y el penoso 1969 la Selección fue dirigida por Alejandro Galán (Jim Lopes, argentino nacionalizado brasileño que había sido boxeador), Carmelo Faraone, Renato Cesarini, José María Minella, Humberto Maschio y Adolfo Pedernera.

A otro entrenador, Argentino Geronazzo, se le había ofrecido el cargo a través de una llamada telefónica a su casa y su respuesta fue de antología: "Llámenme más tarde, ahora veo televisión, estoy mirando El Zorro".

En 1969, asimismo, la AFA tuvo cuatro interventores elegidos a dedo por el presidente de la Nación, el general Juan Carlos Onganía: Armando Ramos Ruiz, Aldo Porri, Oscar Ferrari y Juan Martín Oneto Gaona.

"El Estado Nacional nunca va a dejar morir el fútbol argentino", había sentenciado el dictador Onganía.

En ese contexto la Selección afrontó las eliminatorias: después de una serie de amistosos de rendimiento paupérrimo con Paraguay y Chile se produjo la renuncia de Maschio, asumió Pedernera y sobreviníeron las caídas de 3-1 con Bolivia en La Paz y de 1-0 con Perú en Lima.

En un formato de tres equipos por grupo la suerte ya parecía echada, aunque el hecho de que peruanos y bolivianos hubieran compartido triunfos entre sí, ambos en el ejercicio de la localía, amparaba la posibilidad del resurgimiento en la Bombonera.

Pedernera metió mano y sacó del equipo a seis jugadores que habían sido titulares: el lateral Rubén Suñé, el defensor central Alfio Basile, los mediocampistas Antonio Ubaldo Rattin y Victorio Nicolás Cocco y los delanteros Raúl Bernao y Daniel Onega.

Pero ya era demasiado tarde y tras un pálido 1-0 a Bolivia llegó el tristemente célebre partido del que mañana se cumplirá medio siglo y en el que Argentina alistó a Agustín Mario Cejas, Luis Gregorio Gallo, Roberto Perfumo, José Rafael Albrecht, Silvio Marzolini, Juan Carlos Rulli, Carlos Pachamé, Miguel Ángel Brindisi, Ángel Marcos, Héctor Yazalde y Roberto Tarabini, más un puñado de minutos de Alberto Rendo.

Dos largas corridas de Oswaldo Ramírez, Cachito, rubricaron los goles de la muy buena formación peruana que orientaba el brasileño Didí con valores de la talla de Héctor Chumpitaz y Teófilo Cubillas.

Argentina llegó al empate dos veces, primero por un penal de Albrecht a los 37 del segundo tiempo y después por una fantástica jugada individual de Rendo a los 45.

En la última jugada la pelota terminó dentro del arco peruano, pero para decepción de la multitud que asistió a la Bombonera y de los millones de argentinos que veían el partido por televisión, el árbitro sancionó infracción en perjuicio del arquero Luis Rubiños.

Ya en los vestuarios, en un clima de profunda desolación algunos jugadores argentinos lloraban, mientras Pedernera fumaba en un rincón, pensativo, a la espera de formular escuetas declaraciones a la prensa: "Hemos defraudado, el responsable soy yo".

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