13 de febrero de 2020
Florencia Kirchner, activa en las redes sociales
Desde Cuba, donde se encuentra realizando un tratamiento médico ambulatorio, publicó en Instagram una imagen de la tapa del libro 'De la enfermedad' de la escritora británica Virginia Woolf.
Porque es la uno 🦋 Public� este texto en 1925 para una revista y es de los mejores que tiene de no ficci�n, como para subrayarlo entero. Dice Angela P�rez en el pr�logo: "La transformaci�n interior y exterior que desencadena en nosotros la enfermedad, el distanciamiento de los sanos. La pobreza del idioma para expresar el dolor f�sico. Las palabras dejan de fluir cuando el enfermo intenta describir el dolor". Texto: �El cuerpo interviene todo el d�a, toda la noche; se embota o se agudiza, se embellece o se marchita� / �Sin embargo, no s�lo necesitamos un lenguaje nuevo m�s primitivo, m�s sensual, m�s obsceno, sino una nueva jerarqu�a de las pasiones: hay que disponer el amor a favor de los cuarenta grados de fiebre...� / �Hay una selva virgen en cada uno; un campo nevado en el que se desconocen incluso las huellas de los p�jaros� (...) En cuanto nos vemos obligados a guardar cama o a reposar entre almohadones en un sill�n y alzamos los pies unos cent�metros sobre el suelo el otro, dejamos de ser soldados del ej�rcito de los erguidos; nos convertimos en desertores. Ellos marchan a la batalla. Nosotros flotamos con las ramitas en la corriente; revueltos con las hojas muertas en el prado, irresponsables e indiferentes y quiz� por primera vez en a�os capaces de mirar a nuestro alrededor, alzar la mirada y ver, por ejemplo, el cielo�. #VirginiaWoolf
Florencia Kirchner
(@florenciakf) elEntre otros de los pasajes del libro de Woolf, destacó: “El cuerpo interviene todo el día, toda la noche; se embota o se agudiza, se embellece o se marchita” / “Sin embargo, no sólo necesitamos un lenguaje nuevo más primitivo, más sensual, más obsceno, sino una nueva jerarquía de las pasiones: hay que disponer el amor a favor de los cuarenta grados de fiebre...”.
Y continuó la cita: “Hay una selva virgen en cada uno; un campo nevado en el que se desconocen incluso las huellas de los pájaros” (...) En cuanto nos vemos obligados a guardar cama o a reposar entre almohadones en un sillón y alzamos los pies unos centímetros sobre el suelo el otro, dejamos de ser soldados del ejército de los erguidos; nos convertimos en desertores”.
“Ellos marchan a la batalla -continúa la cita al texto de Woolf- Nosotros flotamos con las ramitas en la corriente; revueltos con las hojas muertas en el prado, irresponsables e indiferentes y quizá por primera vez en años capaces de mirar a nuestro alrededor, alzar la mirada y ver, por ejemplo, el cielo”.