27 de febrero de 2020
El héroe argentino que con esfuerzo logró alcanzar el podio del deporte de elite
Braian Toledo atravesó una infancia muy pobre y, a los 16, llegó con sus habilidades al CeNARD, donde recibió una beca para potenciar sus condiciones innatas.
El atleta, especialista en lanzamiento de jabalina, había nacido el 8 de septiembre de 1993 en la misma ciudad en la que hoy encontró la muerte.
Braian atravesó una infancia muy pobre y, a los 16, llegó con sus habilidades al CeNARD, donde recibió una beca para que potencie sus condiciones innatas.
Una vez encontré a mi mamá llorando en casa, era de noche, le pregunté qué le pasaba y me respondió que no tenia nada para darnos de comer a mí y a mi hermana. La abracé y le dije que no importaba, que lo mejor de todos es que estábamos los tres juntos" ”
Braian Toledo
Debido a su facilidad para dibujar, el pequeño Braian ganaba dinero haciendo las tareas de colegio de sus compañeros, así ayudaba a su madre.
"Recuerdo que me pasaba noches enteras dibujando y dibujando, mis compañeros me daban 25 centavos y, cuando juntaba una buena cantidad, se la daba a mi mamá para la comida", reveló alguna vez Braian.

Hincha de Boca y con un costado futbolero, Toledo fue ganando notoriedad en el atletismo argentino y tuvo sus momentos destacados en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016.
En ambos casos, demostró ser muy competitivo en una disciplina que, en la Argentina, tenía antecedentes remotos, desde que sobresaliera Ricardo Heber en Helsinki 1952.
Seguramente esa infancia difícil fue la que le forjó su carácter y le permitió reponerse de una lesión en el pie que le demandó 75 días con muletas y un 2019 en el que perdió en casi todas las competiciones.
Ese pequeño y atendible bajón lo llevó, con el sueño de llegar lo mejor preparado posible a Tokio, porque consideraba que por edad y experiencia sería su momento, a radicarse en Finlandia, donde se mudó para ponerse a las órdenes del prestigioso entrenador Kari Ihalainen.
Cuando volvía a la Argentina, se refugiaba en Marcos Paz y no dejaba de colaborar junto a su novia y a la campeona olímpica de judo Paula Pareto con los más necesitados, como el merendero "Los Pepitos" de Merlo, donde seguramente extrañarán sus acciones solidarias con aquéllos que más lo necesitaban.
Su partida conmocionó al ambiente del deporte en general, que lo recordará como ejemplo de humildad, respeto y solidaridad.